Todo empieza una noche de 1832 en un balneario alemán, cuando llega la diligencia con un enfermo grave.Su nombre es Allan Armadale y, ya en su lecho de muerte, confiesa que muchos años atrás mató a un hombre que llevaba su mismo apellido;un hombre que fue su amigo y luego su enemigo y cuya muerte le ha pesado y perseguido toda su vida. Ahora, en su testamento, le deja a su hijo una grave advertencia: debe mantenerse alejado del hijo del otro Armadale o una maldición caerá sobre ellos y la tragedia volverá a repetirse. Pasan 20 años y, sin embargo, los dos jóvenes (el hijo del asesino y el de la víctima) se encuentran y se hacen amigos.
Mi opinión: novela que se equipara en complejidad a "Sin nombre", mi favorita de este autor junto a la archiconocida "La dama de blanco". Ése es un punto a favor, pues una vez superada la primera parte (es curioso que Collins siempre sea de comienzos lentos) la trama se complica de tal manera que atrapa al lector durante 400 páginas sin permitirle casi respirar. Más oscuro que "Sin nombre", uno acaba simpatizando más con la anti-heroína que con los bondadosos protagonistas. Me ha gustado mucho.