Una fría mañana de noviembre, tras un penoso viaje en barco, un anciano desembarca en un país que podría ser Francia, donde no conoce a nadie y cuya lengua ignora. El señor Linh huye de una guerra que ha acabado con su familia y destrozado su aldea. La guerra le ha robado todo menos a su nieta, un bebé llamado Sang Diu, que en su idioma significa «Mañana dulce», una niña tranquila que duerme siempre que el abuelo tararee su nana, la melodía que han cantado durante generaciones las mujeres de la familia. Instalado en un piso de acogida, el señor Linh sólo se preocupa por su nieta, su única razón de existir hasta que conoce al señor Bark, un hombre robusto y afable cuya mujer ha fallecido recientemente. Un afecto espontáneo surge entre estos dos solitarios que hablan distintas lenguas, pero que son capaces de comprenderse en silencio y a través de pequeños gestos. Ambos se encuentran regularmente en un banco del parque hasta que, una mañana, los servicios sociales conducen al señor Linh a un hospicio que no está autorizado a abandonar. El señor Linh consigue, sin embargo, escapar con Sang Diu y adentrarse en la ciudad desconocida, decidido a encontrar a su único amigo.
Mi opinión: quizá le sobra emotividad, pero es una narración llena de lirismo y el desenlace, que fue completamente sorpresivo, me gustó mucho.
domingo, 17 de abril de 2011
viernes, 15 de abril de 2011
Canción de hielo y fuego: Juego de tronos, George R.R. Martin
Sinopsis: Tras el largo verano, el invierno se acerca a los Siete Reinos. Lord Eddard Stark, señor de Invernalia, deja sus dominios para unirse a la corte de su amigo el rey Robert Baratheon, llamado el Usurpador, hombre díscolo y otrora guerrero audaz cuyas mayores aficiones son comer, beber y engendrar bastardos. Eddard Stark ocupará el cargo de Mano del Rey e intentará desentrañar una maraña de intrigas que pondrá en peligro su vida y la de todos los suyos.
En un mundo cuyas estaciones pueden durar decenios y en el que retazos de una magia inmemorial y olvidada surgen en los rincones más sombríos y maravillosos, la traición y la lealtad, la compasión y la sed de venganza, el amor y el poder hacen del juego de tronos una poderosa trampa que atrapará en sus fauces a los personajes... y al lector.
Mi opinión: lo mejor de esta novela, como en realidad le pido a una buena novela de literatura fantástica, es la hondura psicológica de sus personajes y una buena ambientación. Juego de tronos cumple sobradamente con ambas expectativas. El acierto de narrar cada capítulo desde el punto de vista de uno de los protagonistas permite conocer sus vicisitudes, sus pensamientos secretos, la forma en que afrontan los retos. Por otra parte, el mundo pseudomedieval que ha recreado George R.R. Martin, Poniente, con baluartes de nombres tan magníficos como Desembarco del Rey, Invernalia o Nido de Águilas, hace gala de un nivel de detalle muy meritorio. Daría lo mismo situar los acontecimientos de Juego de tronos en nuestra época actual: las ambiciones que están en juego son perfectamente reconocibles como humanas, así como otras pequeñas miserias y las noblezas de sus protagonistas. Los personajes son humanísimos, y es difícil no reconocer una parte de nosotros en cada uno de ellos. Si le tuviera que poner un pero, diría que el enfoque es demasiado pesimista: el tema sempiterno de la pentalogía parece ser la lucha por el poder de Poniente y el gobierno de los Siete Reinos, y no hay ninguna postura pacífica que contrarrestre esa sed de ambición. Me temo que sólo asistiré a una guerra tras otra, y reconozco que quedé saturada con las últimas 150 páginas del libro. Eso sí, al menos hay dragones :)
En un mundo cuyas estaciones pueden durar decenios y en el que retazos de una magia inmemorial y olvidada surgen en los rincones más sombríos y maravillosos, la traición y la lealtad, la compasión y la sed de venganza, el amor y el poder hacen del juego de tronos una poderosa trampa que atrapará en sus fauces a los personajes... y al lector.
Mi opinión: lo mejor de esta novela, como en realidad le pido a una buena novela de literatura fantástica, es la hondura psicológica de sus personajes y una buena ambientación. Juego de tronos cumple sobradamente con ambas expectativas. El acierto de narrar cada capítulo desde el punto de vista de uno de los protagonistas permite conocer sus vicisitudes, sus pensamientos secretos, la forma en que afrontan los retos. Por otra parte, el mundo pseudomedieval que ha recreado George R.R. Martin, Poniente, con baluartes de nombres tan magníficos como Desembarco del Rey, Invernalia o Nido de Águilas, hace gala de un nivel de detalle muy meritorio. Daría lo mismo situar los acontecimientos de Juego de tronos en nuestra época actual: las ambiciones que están en juego son perfectamente reconocibles como humanas, así como otras pequeñas miserias y las noblezas de sus protagonistas. Los personajes son humanísimos, y es difícil no reconocer una parte de nosotros en cada uno de ellos. Si le tuviera que poner un pero, diría que el enfoque es demasiado pesimista: el tema sempiterno de la pentalogía parece ser la lucha por el poder de Poniente y el gobierno de los Siete Reinos, y no hay ninguna postura pacífica que contrarrestre esa sed de ambición. Me temo que sólo asistiré a una guerra tras otra, y reconozco que quedé saturada con las últimas 150 páginas del libro. Eso sí, al menos hay dragones :)
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