sábado, 21 de junio de 2008

Calvina, Carlo Fabretti

Lucrecio entra a robar en una casa, así arranca el desafío que supone este libro. Dentro de la casa hay un niño (¿o es una niña?), Calvino, que le pide, o casi le ordena que se quede para hacer de su padre. Junto a él, va haciendo descubrimientos, cada cual más extraño que el anterior, hasta el último capítulo: el epílogo prólogo. En este libro todo puede ser una cosa, su contrario u otra cosa distinta. La identidad es algo relativo: un niño puede ser una niña; un manicomio, una biblioteca; una librería, una farmacia; un enano, un gigante; una muerta, una viva.

Mi opinión: Original es un rato, pero... ¿hay niños dispuestos a entrar en ese juego de adivinanzas y contrasentidos? Sobre todo cuando, llegados al final, todo tiene una explicación tan realista y perfectamente racional, tan decepcionante.

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