
Desde el comienzo de la novela El túnel, escrita por el argentino Ernesto Sábato, el protagonista, el pintor profesional Juan Pablo Castel, admite el asesinato de la única persona que posiblemente lo hubiese podido comprender, María Iribarne. De esta forma comenzamos a cuestionarnos cómo el lector podría encontrar placer en una obra narrada por un psicópata con una personalidad reprobable que no actúa según las normas estipuladas por la sociedad contemporánea. Sin embargo, es posible que al lector le guste la obra, porque a pesar de que no se solidariza necesariamente con las acciones y pensamientos de su protagonista, sabe que, de un modo u otro, posee características como la de Juan Pablo, o conoce personas que viven con su misma filosofía de vida. Además, es posible que al lector le guste la forma en que está narrada la novela o la forma en que Sábato trabaja el tema, la cual nos permite ver el mundo desde una perspectiva diferente. Basándose en esto, el autor escribe su novela esperando una ambivalencia en el lector mientras critica el estilo de vida extremadamente racional.