miércoles, 5 de diciembre de 2012

Belfondo, Jenn Díaz

Belfondo es una pecera. Un pueblo creado por un cacique haciendo uso de sus tierras. Hasta él han llegado sus pobladores para comenzar una nueva vida, para huir del pasado o para asentarse definitivamente en un lugar donde el amo les proporcione trabajo, comida y cama. Evitando el exterior, el propietario del pueblo hará de él el único espacio que realmente vale la pena, el verdadero. A pesar de las experiencias que algunos belfondinos han tenido en el exterior, siempre acaban regresando. Con el paso del tiempo, cada uno ha ocupado su lugar. Arcadio, como maestro que enseña a todos menos a Otile, su esposa, a leer y a escribir. Horacio, el enterrador poeta, que se dedica a escribir epitafios en vida. Sontano, el cura invidente que recibe a Dios sin saber que éste es, en realidad, la mujer del amo. Beremunda, la prostituta que desconoce la familiar identidad de uno de sus clientes. Los empleados de la fábrica, muchos de ellos niños, que callan sus secretos. O la mujer del maestro que, sin saber leer, intentará interpretar el texto de una carta que, sospecha, es amorosa. Todos forman parte del microclima de Belfondo y actúan a espaldas del amo, curiosos por las vidas de sus vecinos, mezclándose atraídos por el deseo y el remolino de los sentimientos, inocentes y salvajes, pero con la inquietud y la necesidad de saber qué hay más allá de los límites del pueblo.

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