Sinopsis:
En las tabernas de un puerto del Mar Negro, un niño Ismael, rompe una noche espontáneamente a cantar y recitar poemas a los hombres que se reunen para beber y soñar. Su talento precoz fascina a un poeta venido a menos que le introducirá en la corte de una mujer poderosa, la "princesa". Ismael se convertirá en el juguete de esa caprichosa mujer y conocerá el lujo de la sociedad aristocrática, sus palacios, sus comodidades. Pero los mismos que le mimaban y aclamaban, lo abandonarán muy pronto a un trágico destino cuando las musas que le encumbraron decidan de pronto abandonarlo.
Opinión: un libro duro y tierno al mismo tiempo, como todos los que narran espejismos de felicidad que abocan en la noche oscura. Quizá lo que más me ha impresionado es la capacidad descriptiva de Némirovsky, sobre todo en los pasajes de la naturaleza donde Ismael redescubre la alegría de vivir. No es recomendable para épocas depresivas pero sí para bucear, un poco más, en las pliegues del alma humana.
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