martes, 29 de junio de 2010
El túnel, Ernesto Sábato
Desde el comienzo de la novela El túnel, escrita por el argentino Ernesto Sábato, el protagonista, el pintor profesional Juan Pablo Castel, admite el asesinato de la única persona que posiblemente lo hubiese podido comprender, María Iribarne. De esta forma comenzamos a cuestionarnos cómo el lector podría encontrar placer en una obra narrada por un psicópata con una personalidad reprobable que no actúa según las normas estipuladas por la sociedad contemporánea. Sin embargo, es posible que al lector le guste la obra, porque a pesar de que no se solidariza necesariamente con las acciones y pensamientos de su protagonista, sabe que, de un modo u otro, posee características como la de Juan Pablo, o conoce personas que viven con su misma filosofía de vida. Además, es posible que al lector le guste la forma en que está narrada la novela o la forma en que Sábato trabaja el tema, la cual nos permite ver el mundo desde una perspectiva diferente. Basándose en esto, el autor escribe su novela esperando una ambivalencia en el lector mientras critica el estilo de vida extremadamente racional.
viernes, 18 de junio de 2010
Tres rosas amarillas, Raymond Carver
Sinopsis de la contraportada:
Seis magníficos relatos, de uno de los autores más valiosos y significativos de las últimas décadas, que ahondan y, si cabe, perfeccionan su personal universo literario, con un broche de oro final: el relato que da título al volumen, reconstrucción imaginaria de los últimos días de Chéjov, que alcanza cuotas de auténtica genialidad.
Como en sus libros anteriores, Carver retoma sus temas de siempre: las tribulaciones de la América pobre, los problemas familiares y matrimoniales, la soledad de seres anónimos que consumen existencias grises y anodinas sobrellevando como mejor pueden una vida de perdedores. Pero en Tre rosas amarillas lleva su estilo y su fuerza narrativa hasta las últimas consecuencias: una prosa límpida y transparente que bucea en el misterio de la vida; procedimientos descriptivos ajenos a todo sentimentalismo y que plasman profundas emociones humanas; un lenguaje preciso y escueto cuya llaneza da lugar a atmósferas plenas de sentidos y contextos. En resumen, una obra maestra de un autor que ha sido merecidamente llamado el “Chéjov americano”.
Mi opinión: aunque me gustó el relato que da título al volumen, me quedo con "Caballos en la niebla" y "Quienquiera que haya dormido en esta cama". Son geniales.
Seis magníficos relatos, de uno de los autores más valiosos y significativos de las últimas décadas, que ahondan y, si cabe, perfeccionan su personal universo literario, con un broche de oro final: el relato que da título al volumen, reconstrucción imaginaria de los últimos días de Chéjov, que alcanza cuotas de auténtica genialidad.
Como en sus libros anteriores, Carver retoma sus temas de siempre: las tribulaciones de la América pobre, los problemas familiares y matrimoniales, la soledad de seres anónimos que consumen existencias grises y anodinas sobrellevando como mejor pueden una vida de perdedores. Pero en Tre rosas amarillas lleva su estilo y su fuerza narrativa hasta las últimas consecuencias: una prosa límpida y transparente que bucea en el misterio de la vida; procedimientos descriptivos ajenos a todo sentimentalismo y que plasman profundas emociones humanas; un lenguaje preciso y escueto cuya llaneza da lugar a atmósferas plenas de sentidos y contextos. En resumen, una obra maestra de un autor que ha sido merecidamente llamado el “Chéjov americano”.
Mi opinión: aunque me gustó el relato que da título al volumen, me quedo con "Caballos en la niebla" y "Quienquiera que haya dormido en esta cama". Son geniales.
viernes, 11 de junio de 2010
Marcovaldo, Italo Calvino
Marcovaldo es un obrero sin cualificar, su sueldo apenas le llega para mantener a su nutrida prole y si bien es un hombre sencillo y quizá un poco ingenuo, no por eso deja de se un urbanita nato. Más aún lo son sus hijos, ninguno de ellos ha visto en su niñez más que aceras y asfalto, y todo lo que sea el contacto con el campo es un descubrimiento que va más allá de lo maravilloso. En otras ocasiones los pequeños de Marcovaldo descubren que el campo ni es tan saludable ni tan relajante como dicen.En los veinte relatos del libro se suceden las estaciones del año (Las estaciones en la ciudad, es su subtítulo) mostrando paisajes urbanos, que de la mano de Marcovaldo adquieren otro aspecto, quizá no tan gris como podría hacer suponer su situación económica y familiar. Marcovaldo es al fin, un hombre confiado, quizá no tanto en que cambie la situación, pero si en que las cosas no le pueden ir peor, de modo que todo lo ve con un optimismo inconsciente e ingenuo. Todo lo que lleva a cabo termina en desastre, pero eso no le para, sigue adelante, progresa incluso (de un semisotano la familia pasa a habitar una buhardilla, no más grande, pero al menos más luminosa) y, finalizado el libro, es difícil no haberse encariñado por éste hombre y su familia.
jueves, 10 de junio de 2010
Extraños en un tren, Patricia Highsmith
La intriga de esta novela está basada en la idea de un crimen sin móviles, un crimen perfecto: dos desconocidos acuerdan asesinar cada uno al enemigo del otro, proporcionándose así una coartada indestructible. Bruno: alcohólico con problemas edípicos, homosexual latente viaja en el mismo tren que Guy :ambicioso, trabajador, adaptado. Empieza a conversar y Bruno, demoníacamente, fuerza al otro a hablar, a descubrir su punto débil, la única grieta en su ordenada existencia: Guy quisiera verse libre de su mujer, que le traicionó y que puede ahora obstaculizar su prometedor futuro. Bruno le propone un pacto: él matará a la mujer y Guy, a su vez, al padre de Bruno, a quien éste odia. Guy rechaza tan absurdo plan y lo olvida, pero no así Bruno, quien, una vez cumplida su parte, reclama al horrorizado Guy que cumpla con la suya.
Mi opinión: al principio se me hacía ¡obsoleto! el modo de narrar, pero enseguida me hice al estilo y ha sido estupendo leer cómo va perfilando la personalidad de Bruno (Guy es anecdótico a su lado) y lo bien que maneja la intriga. Me gustó mucho, mucho.
Mi opinión: al principio se me hacía ¡obsoleto! el modo de narrar, pero enseguida me hice al estilo y ha sido estupendo leer cómo va perfilando la personalidad de Bruno (Guy es anecdótico a su lado) y lo bien que maneja la intriga. Me gustó mucho, mucho.
miércoles, 2 de junio de 2010
Un gran chico, Nick Hornby
Will Freeman, el protagonista de Un gran chico es un treintañero (más cerca de los 40 que de los 30) hedonista, un tanto amoral e irresponsable, que vive una cómoda existencia y transita sin mojarse por la superficie de las cosas y de la vida. Hasta que tropieza con Marcus, un chavalín bastante peculiar y con problemas gordos. La curiosa y divertida relación que se establece entre estos dos personajes, en principio incompatibles, deviene en un aprendizaje iniciático sobre cómo encontrar la manera de asirse a la vida y a las personas que les rodean y de asumir que eso supone hacerse vulnerables. En suma, de hallar las razones personales por las que uno quiere seguir en el mundo. Suena trascendente –y realmente lo es–, pero si por algo se caracteriza el estilo Hornby es por esa forma estupenda de escribir sobre las cosas más grandes sin ampulosidades, con una prosa espontánea y cargada de sentido del humor absolutamente adictiva.
Mi opinión: ha sido una de las pocas novelas que recuerdo haber leído con fascinado interés capítulo tras capítulo. Will y Marcus, el adulto niño y el niño adulto, son una pareja inolvidable en una obra que tiene una profundidad unida a la sencillez, que la engrandece.
Mi opinión: ha sido una de las pocas novelas que recuerdo haber leído con fascinado interés capítulo tras capítulo. Will y Marcus, el adulto niño y el niño adulto, son una pareja inolvidable en una obra que tiene una profundidad unida a la sencillez, que la engrandece.
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