Klaus Nowak vive con sus abuelos en una humilde casa del Barrio Viejo.
Cuando cumple dieciséis años y tiene que abandonar la escuela, no le
queda más remedio que emplearse como limpiador de alcantarillas, un
oficio que le parece sucio y vergonzoso.
Klaus cree que la mala suerte le persigue, pero lo que aún no sabe es
que bajo las calles de la ciudad le espera un mundo sorprendente y
misterioso que va a cambiar su vida por completo.
Mi opinión: estaba tan convencida de que el mundo de la alcantarilla era fantástico que debo aplaudir que, a pesar de no serlo, haya conseguido transmitir la magia de un lugar.
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