Sinopsis de la editorial:
Una mañana, el cadáver de un marinero es arrastrado por la marea hasta
la orilla de una playa gallega. Si no tuviese las manos atadas, Justo
Castelo sería otro de los hijos del mar que encontró su tumba entre las
aguas mientras faenaba. Sin testigos ni rastro de la embarcación del
fallecido, el lacónico inspector Leo Caldas se sumerge en el ambiente
marinero del pueblo, tratando de esclarecer el crimen entre hombres y
mujeres que se resisten a desvelar sus sospechas y que, cuando se
deciden a hablar, apuntan en una dirección demasiado insólita. Un asunto
brumoso para Caldas, que atraviesa días difíciles: el único hermano de
su padre está gravemente enfermo y su colaboración radiofónica en Onda
Vigo se está volviendo insoportable. Tampoco facilita las cosas el
carácter impulsivo de Rafael Estévez, su ayudante aragonés, que no acaba
de adaptarse a la forma de ser del inspector.
Mi opinión: estupenda novela policíaca y humana. El caso te mantiene en intriga hasta el mismo final, pero lo que más me ha gustado es el estilo del autor, de frases concisas y directas, casi de narrador vídeo, que te hacen visualizar la escena como si fuese una película. Y a eso hay que sumarle la minuciosidad con la que recrea la rutina diaria de un pubelo de pescadores. Me ha encantado.
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