Hubo un tiempo en el que tener una casa en el pueblo o en la playa, un
refugio lejos de esa realidad defectuosa en la que vivimos, se convertía
en un símbolo de lo que se esperaba ser algún día.
Segunda residencia nos habla de gente corriente, de sus
pequeños fracasos, de las hostilidades, muchas veces inadvertidas, que
nos impiden ser felices. Podemos encontrar niños en la confusa frontera
de la adolescencia, adultos que intentan cambiar su existencia sin
conseguirlo, parejas vagando a la deriva, seres solitarios y perdidos,
siempre con la sensación de encontrarse en el lugar inadecuado, de no
ser los verdaderos protagonistas de sus vidas.
Con un estilo conciso y visual, Margarita Leoz consigue texturas
emocionales admirables que no dejarán indiferente a ningún lector.
Mi opinión: el primer relato vale la pena para comprar el libro entero. Hacia el final aparecen nuevamente relatos impresionantes. El resto, también buenos, aunque quizá no me impactaran tanto. Un grato descubrimiento.
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