jueves, 21 de agosto de 2008

El busto del Emperador, Joseph Roth

«Como todos los austríacos de aquella época, Morstin amaba lo permanente dentro de la constante transformación, lo usual dentro del cambio y lo conocido dentro de lo inusual. De este modo, lo extraño se le hacía familiar sin perder su color; y de este modo, la patria poseía la eterna magia del extranjero.» Escrito en 1935, este breve relato se ocupa de uno de los grandes temas de Joseph Roth: el derrumbe del imperio austro-húngaro tras la Primera Guerra Mundial y los estragos que la pérdida de una patria antigua—simbolizada aquí por el busto del Emperador—causó en la conciencia europea. La concisa y melancólica narración de Roth nos llega hoy cargada de actualidad, y acaba prefigurando cómo la creación de fronteras—geográficas, ideológicas, religiosas o culturales—desemboca en una reducción inquietante del horizonte humano.

Opinión: Había leído de este autor sus "Crónicas berlinesas" y me ha sorprendido encontrar un estilo diferente. Sin embargo, las escasas cincuenta páginas de esta novela merecen la pena, sobre todo por su alegato de la universalidad de la condición humana.

1 comentario:

Lesincele dijo...

Pues si, la novela de Anne Rice es mil veces mejor que la película. Te atrapa de una manera sorprendete, y si te gustan libros que se introducen sobre la existencialidad de la vida y la religión te gustará, al igual que el de Violín ^^.


Perdona, es que no sabía donde contestarte ^^U