César Vidal nos transporta a un mundo de misterio, crímenes y erudición. Estamos en Baviera, 1775, y el policía Wilhelm Koch y su fiel ayudante Steiner, investigan sobre un personaje llamado Espartaco, a raíz de una carta. Por otro lado, en París, 1794, Karl asiste a la ejecución de un prisionero mediante guillotina y reencuentra en ese lugar a un antiguo enemigo. Hay una relación entre ambos sucesos, que se va desvelando a lo largo de la novela.
Koch y Steiner se embarcan en un mundo desconocido para ellos que les traerá graves consecuencias. Contarán con la ayuda del experto grafólogo y erudito de origen protestante, Lebendig, que iluminará sus pasos en la búsqueda y captura de Espartaco. Sus investigaciones les llevarán a los Illuminati, secta masónica, y a la inmersión en las tinieblas de su esoterismo místico.
Vidal juega con los planos temporales y espaciales, alternando Baviera-1775, y París-1794, para conducirnos a través de una trama intensa y bien trenzada a una escena final de sorprendente talla. El trasfondo de las revelaciones que se irán descubriendo sobre la secta de los Illuminati nos lleva a un período de revoluciones y terror, en el que los personajes de la novela se convierten en verdaderos protagonistas de los acontecimientos históricos.
Mi opinión: Una novela que engancha de principio a fin, culta, que analiza los claroscuros del llamado Siglo de las Luces y que nos ilustra acerca de la masonería y su ideología. Me sobran ciertas referencias grafológicas, más de relleno que de trama, pero me queda el sabor final que el autor pretende transmitir: el poder de la amistad y la libertad.
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