lunes, 18 de febrero de 2008

Padres e hijos, Ivan Turguéniev

Dos acontecimientos destacan en la Rusia de 1861: el zar Alejandro II proclama la abolición de la esclavitud y Turguéniev escribe Padres e hijos, la gran crónica del cambio de mentalidad en el viejo imperio eurasiático. Esta apasionante novela es la culminación de un proyecto narrativo capital para comprender la historia y la cultura europeas: su autor no sólo fue uno de los más grandes narradores de todos los tiempos sino el paradigma de un compromiso ético en el que los sentimientos tienen un papel preponderante. Ha tenido que pasar un siglo y medio para que críticos y especialistas cobren conciencia de la relevancia que tiene Iván Turguéniev como precursor del intelectual moderno, capaz de armonizar la defensa de la dignidad humana con las mejores virtudes morales. Bazárov y Kirsánov son más que dos arquetipos del siglo XIX porque con sus afirmaciones y sus comportamientos nos muestran, con todos sus matices, la profunda quiebra que separa al pensamiento reaccionario de las ansias de cambio representadas por los ideales democratizadores de la Ilustración.

Mi opinión: si alguna vez lo dudé, aquí está la confirmación: los rusos son los mejores narradores de la condición humana. Esta novela es uno de los mejores estudios psicológicos que han caído en mis manos y confirma mi devoción por la Literatura Rusa.

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