El triángulo formado por el maestro, Henry St. George, el discípulo, Paul Overt (curiosamente, o no tanto, overt significa abierto), y Marian Fancourt, ha dado a la literatura una vuelta de tuerca, como diría el propio maestro, y desde entonces la mirada es otra. Esta lección se ocupa de las lecturas erróneas, de la situación ideal para ser escritor, y pone en tela de juicio si los motivos por los que se imparte la lección son generosos o egoístas.
El joven escritor, autor de una obra de gran éxito, admira a un hombre que se considera ya viejo, que ha escrito grandes obras en sus comienzos pero que está en decadencia por atender a falsos dioses, "los ídolos del mercado, el dinero, el lujo y el mundo; colocar a los hijos y vestir a la esposa, todo aquello que nos conduce a tomar el atajo más fácil. ¡Las vilezas a las que se ve uno abocado!".
Ironías del destino, donde digo dije digo Diego, falsos consejos, engaños que autojustifican la propia miseria, teorías que ahora sirven y luego no... La lección del maestro no es sólo un magistral ejercicio literario en el que tres personajes exponen su punto de vista sobre el arte y la vida para ahondar en ambos, es también delicada observación sobre las ambigüedades de las situaciones humanas y las contradicciones de los individuos. La narración parece escrita para escritores pero no sólo: sirve al Arte y a la Vida.
Mi opinión: para mí esta brevísima novela, casi un relato, es una reflexión sobre la literatura y los sacrificios y perfidias que los hombres cometemos en su nombre. Me gustó mucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario