Un viejo que vive retirado de la vida en un desierto y desengañado de la raza humana, encuentra a un moribundo. No sabe si salvarle, pues si lo hace y es bueno, hará el bien, pero si es un malvado, todo lo que haga recaerá sobre su conciencia. El moribundo le cuenta una historia y el anciano lo salva. Meses después, incapaz de resistir sus dudas, va al Viejo Reino para saber qué ha sucedido. El hombre salvado es el Gobernador y está llevando al país a la ruina. Regresa al desierto desolado y encuentra a otro moribundo. Vuelven las dudas. Tras contarle este una historia lo salva y meses después regresa al Viejo Reino. El segundo hombre es la mano derecha del primero y entre los dos el país vive días de prosperidad. El viejo regresa al desierto feliz. Una historia escrita con el tono épico de las grandes leyendas.
Mi opinión: por momentos me ha recordado al rey errante de Laura Gallego, pero no, Fabra tiene su sello personal. Fábula-parábola que no está mal.
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